
En el camino de la vida, la impaciencia siempre es muy costosa. La mayoría de nuestros errores ocurren a causa de la impaciencia. Muchos quieren fama, popularidad, riqueza y posesiones a toda costa, sin importarles la fuente. Tu fuente puede ser Jesucristo o satanás.
¿Quien es tu fuente? Las bendiciones de este mundo son algo que se desvanece, como también la vida a la que se le otorgan. Satanás es un maestro del engaño; todo lo que proviene de él viene con condiciones y termina en miseria. Cuando satanás te da algo que parece una solución con su mano derecha, te lo quita con su mano izquierda, normalmente aquello de lo que tu vida depende, aquello que más aprecias.
Jesucristo es la mejor Fuente; de hecho, nuestra única Fuente. Todo lo que no provenga de Él no puede resistir la prueba del tiempo.
Hoy en día, muchos no quieren esperar el tiempo de Dios; todos quieren tomar atajos y al hacerlo se encuentran en situaciones costosas y lamentables.
Sé paciente y deja que Dios te responda en Su tiempo y no en el tuyo. El tiempo de Dios es perfecto, Su tiempo es el mejor, y Su tiempo siempre es en el momento preciso. La base de tu relación no deben ser las bendiciones que recibes sino la Fuente de las bendiciones, que es Jesucristo. Así que, haz de Él tu Fuente porque todo lo que venga de Él resistirá la prueba del tiempo.
Oración: «Señor Jesús, dame la fuerza y la gracia para hacer de Ti mi única Fuente, ¡en el nombre de Jesús! Amén».