Efesios 4:1-3 dice, «Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz».
Cuando Dios hizo al hombre, aquello que le importaba no era su disposición mental o física, sino que estuviera interesado en Su plan maestro. Todo hombre tiene una causa Divina que cumplir en el plan maestro de Dios. Todo hombre nacido en este mundo vino con un llamado. Hoy en día, cuando oímos la palabra llamado, lo primero que nos viene a la mente es el ministerio; la obra de Dios. Tu llamado no se limita al ministerio. Nuestros padres de la fe fueron llamados por Dios, pero no todos fueron llamados al ministerio.
Tu llamado es una solución a un problema. ¿Has descubierto tu llamado? ¿Estás haciendo lo que Dios te ha llamado a hacer? El primer paso para conocer tu llamado es conocer mejor a Dios mediante la lectura de Su Palabra. La Palabra de Dios es nuestra guía, el director de nuestra vida. Hagas lo que hagas, hazlo bien, como para el Señor. ¿Estás llamado a enseñar? ¡Enseña bien! ¿Estás llamado a predicar? ¡Predica bien! (Colosenses 3:23). Recuerda que aquello que haces gracias a Dios es tu llamado; aquello que Dios acepta que hagas gracias a Él también es tu llamado.
Oración: «Señor Jesús, ayúdame a conocerte más; ayúdame a conocer mi llamado en la vida, ¡en el nombre de Jesucristo! Amén».