
TOMA LA DECISIÓN CORRECTA – En Génesis 1, cuando Dios creó la tierra, ésta no tenía forma y estaba vacía. Dios envió Su Palabra y dijo: «Hágase la luz», y efectivamente se hizo la luz. Cada vez que Dios envió Su Palabra y decía: «Hágase», esta se hacía realidad y así Dios dio existencia para sanar, bendecir y salvar. Cuando Dios da existencia a la Palabra, esa Palabra se vuelve viva. La evidencia quedó clara: la tierra se volvió fructífera y se multiplicó. La Palabra de Dios, un Espíritu, habló y creó cosas materiales. Esto significa que la Palabra de Dios es Espíritu y vida.
Fue la vida misma de Dios en esa Palabra la que produjo la creación, incluida la humanidad. Cuando Dios creó al hombre, le dio el derecho a la vida. Dentro de ese derecho estaba el discernimiento. En otras palabras, Jesucristo le dio al hombre una mente y la capacidad de elegir entre el bien y el mal. En la vida, al hombre se le da la libertad de elegir entre las muchas alternativas que lo rodean. ¿Qué elección has tomado con respecto a Jesucristo? La decisión más importante de la vida es la que tomas con Jesucristo.
En Lucas 10:38-42, María tomó la decisión correcta. Hoy en día, nuestras mentes están tan ocupadas por las consideraciones mundanas, es decir, los señuelos y preocupaciones de este mundo, que no tenemos tiempo para Dios. Estamos tan ocupados con las cosas de fuera que no pasamos tiempo de calidad con Dios. María tomó la decisión correcta, mientras que Marta se equivocó. Nunca encontrarás el tiempo para la Palabra de Dios; debes sacar el tiempo, crear el tiempo, encontrar el tiempo. María tomó la elección correcta, sacó tiempo para sentarse a los pies de Jesús, es decir, atendió a Su Palabra y una vida de ignorancia dio paso a la iluminación espiritual. Hijos de Dios, no permitas que tus malas experiencias te anule. No permitas que tu situación te engañe.
Recuerda que es la misma vida en la Palabra la que tiene la capacidad de cambiar tu situación, es decir la capacidad de salvarte, liberarte, sanarte y bendecirte. Sé una María de nuestros días y toma la elección correcta. Mira hacia la Palabra. Al mirar hacia la Palabra y actuar en ella, traes a Jesús a escena. Tómate tiempo para sentarte a los pies de Jesús; es decir que tómate el tiempo para sumergirte en la Palabra y absorberla para descubrir lo que Dios tiene que decirte cada día. Cuando hayas descubierto para qué te ha creado Dios y cómo Él aprecia tu compañía, descubrirás la verdadera fuente de la buena vida que brota de la vida eterna.