SÉ EQUIPADO CON LA PALABRA DE DIOS

Jesucristo tiene autoridad sobre los espíritus inmundos y el poder de obligarlos a salir. Como seguidores de Cristo, tenemos autoridad sobre las enfermedades y las actividades demoníacas, así como el poder de Dios para ordenarles a dónde ir y deben obedecer. Como Cristianos, no tenemos que preocuparnos por satanás o molestarnos por sus trucos, tales como fracasos, decepciones, contratiempos, aflicción y enfermedades. Por el contrario, debemos desafiarlo con valentía porque tenemos el poder del nombre de Jesucristo a nuestras órdenes. El nombre de Jesucristo tiene poder, pero sólo entre aquellos que permiten que la Palabra de Dios habite en ellos y los domine. Si hay una Palabra residente, Cristo vendrá a escena cuando invoques Su nombre, ya que la Palabra dominándote es el Cristo que estás llamando a la escena; para sanar, liberar, bendecir y rescatar. Es la Palabra la que nos ha enseñado el valor, la autoridad y el derecho legal de usar el nombre de Jesucristo.

Cuando nuestro espíritu actúa en la Palabra, el Espíritu será liberado conforme a cuanto escuchemos la Palabra de Dios con nuestro corazón. Los Cristianos genuinos siempre son instruidos por el Espíritu Santo. Por eso, en cada caso, reciben del Espíritu Santo la información precisa o la indicación de que la acción debe llevarse a cabo. Tal fue el caso del Apóstol Pablo en Hechos 16:16-18. El espíritu maligno se alejó de la muchacha esclava inmediatamente después de que el Apóstol Pablo recibiera una instrucción específica del Espíritu de Dios para ordenar al espíritu impuro que saliera de ella. Esto implica que a menos que recibamos instrucciones específicas o indicaciones del Espíritu de Dios para invocar el nombre de Jesucristo, y que invoquemos el nombre, nuestras palabras serán inútiles, sin sentido y a menudo destructivas. En Hechos 19:14-16, esto fue lo que les sucedió a los siete hijos de Esceva.

La autoridad nos asegura que Jesucristo es el Sanador, Liberador y Salvador del mundo, pero el poder hace que la sanidad, la liberación y la salvación sean una realidad. Como resultado, es muy necesario pronunciar el nombre de Jesucristo con autoridad y poder.

Si sabes que necesitas la intervención de Cristo en tu vida, haz esta oración «Señor Jesús, quita cualquier barrera que se interponga entre Tu Palabra y yo. Concédeme la gracia de actuar de acuerdo a Tu Palabra, vivir de acuerdo a Tu Palabra y obrar Tu Palabra porque en Tu Palabra, hay sanidad, liberación y todas las bendiciones de Dios. En el nombre de Jesús».

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