
Juan 16:33 dice: «Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo». Nunca dejes que tus circunstancias te controlen, ¡porque Jesús ha vencido por ti! Un hombre puede estar enfermo en su cuerpo y sin embargo ser candidato al Cielo, o pobre y aún así ser amigo de Dios. Ante cualquier cosa que debas afrontar, mantente firme y gozoso, porque los desafíos nos enseñan a orar en todo momento. Muchos Cristianos se inquietan, murmuran, se lamentan y se quejan por su situación; se preocupan por cómo les va, cómo se sienten o cómo son tratados. Sin embargo, todo tiene que ver con el Salvador, Jesucristo, y no con nosotros.
Tu situación te dice: «No eres un candidato al Cielo. No puedes lograr nada porque eres un pecador. No eres nada y no llegarás a nada». Tu situación habla de temor y duda. Pero en lugar de preocuparte y dudar, vean a la revelación de lo que Dios dice sobre tu situación (2 Corintios 12:1). Aquello de lo que te estás quejando puede ser para prepararte para un nuevo nivel en la vida, y detenerte un tiempo para prepararte bien para el viaje que tienes por delante mientras fortaleces tu deseo por Dios.
2 Corintios 12:8 dice, «Respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí». El Apóstol Pablo tenía una espina en la carne y oró fervientemente a Dios para que se la quitara, suplicando al Señor tres veces. Esto significa que debemos persistir en oración hasta obtener una respuesta. Recuerda que la oración es un bálsamo para toda llaga, un remedio para toda enfermedad. Cuando tenemos espinas en la carne, debemos entregarnos a la oración. Una persona que aspire a ser fuente de libertad debe haber experimentado primero dificultades. Para que el oro sea oro debe de pasar por el horno de fuego. Así que, sea cual sea la situación en la que te encuentres ahora, ten presente que está destinada a fortalecer tu amor por Dios.
Punto de oración: «Oh Espíritu Santo, prepara nuestros corazones para seguirte y inclina nuestros corazones para hacer Tu voluntad. ¡En el nombre de Jesús! Amén».