LLAMADOS A SERVIR

Llamados a servir – Efesios 2:10 dice: «Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas».

Como creyente, un miembro de la casa de la fe, estás llamado a ser un mayordomo. El Señor te creó y te dio una asignación de mayordomía, un servicio incondicional a la humanidad como representante de Dios aquí en la tierra. Cada creyente es un proclamador; cada Cristiano es un misionero. Todos aquellos que han recibido deben dar, porque es más bienaventurado dar que recibir. No hay nadie como tú, porque todos estamos dotados de una habilidad única: algo bueno, bello y maravilloso en nuestro interior que necesita ser transferido al exterior para satisfacer las necesidades de los demás. El don espiritual de cada creyente requiere ser ministrado a los demás, quienes a su vez deben ministrarle a él también; en otras palabras, somos uno la fuerza del otro.

Dios nos ha dado un propósito y ese propósito es servirnos los unos a los otros, porque todos somos parte de un cuerpo; verdaderamente, como el hierro afila al hierro, así una persona afila a la otra. Para conocer tu propósito aquí en la tierra, debes acercarte a Dios, porque cualquier cosa que pretendas hacer por Dios es tan sólo un reflejo de la relación que tienes con Él. Como Cristianos, estamos llamados al servicio vitalicio. Esta es nuestra obligación y debemos estar preparados para prestar nuestro servicio incondicional a quienes lo necesitan cada día.

Oración: «Señor Jesús, ayúdame a fortalecer mi relación contigo. Ayúdame, Señor, a cumplir mi propósito aquí en la tierra, ¡en el nombre de Jesús! Amén».