
Colosenses 3:2 dice, «Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra».
Como Cristianos, es importante recordar constantemente la realidad de la eternidad. La conciencia de la vida después de este mundo nos alienta a amarnos unos a otros, independientemente de nuestras creencias o ideologías. Esta perspectiva eterna influye en nuestro comportamiento, haciéndonos ser cautelosos para no herir u ofender intencionadamente a los demás. Si la eternidad es nuestra meta final, no daremos falso testimonio contra los demás. Reconoceremos que todos necesitamos la gracia y la misericordia de Dios, y esto nos impulsará a ser misericordiosos con los demás, ya que también deseamos alcanzar la eternidad.
A medida que avanzamos por la vida, debemos mantener nuestro enfoque puesto en la eternidad. Es fundamental recordar que Dios nos observa a todos. Debemos disculparnos rápidamente cuando ofendemos a alguien y perdonar rápidamente cuando nos hieren. Tómate tiempo para reflexionar sobre aquellos a quienes has ofendido y aquellos que te han ofendido; visítales. Además, averigua qué ha sido de aquellos que pueden haber ido a prisión por tus acciones; piensa qué puedes hacer para resolver esos problemas. Reflexionar sobre la eternidad como Cristiano nos ayuda a mantener el enfoque, incluso cuando nos ofenden.
Si las personas hoy le dieran prioridad a la eternidad, muchos de sus problemas desaparecerían. Por tanto, mientras continuamos nuestro viaje por la vida, tomemos en serio el pensamiento de la eternidad. Ayudemos y cuidemos a los demás, amando sinceramente sin expectativas y perdonando para no manchar nuestras vestiduras ante Dios. Al hacerlo, podremos reinar con Él en gloria en el día final. Que permanezcas en fe y esperanza mientras obras la voluntad de Dios. ¡Emmanuel!
Oración: «¡Oh, Espíritu Santo, crea en mí un corazón dispuesto a perdonar y sigue enseñándome a vivir una vida de santidad, en el nombre de Jesús! ¡Amén!».