
¿Cuál es el sermón de tu vida? «Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús» (Hechos 4:13).
Cuando las personas miran tu vida, ¿En qué se fijan más? ¿Es en tu apariencia, tu educación, tu talento o tu virtud interior? ¿Es en el color de tu piel o el contenido de tu carácter? Como creyente en Jesucristo, no importa tu situación, la forma en que reacciones, la forma en que lo manejes importa mucho porque el mundo te está observando. Entre ellos están tus amigos, tus parientes, y aquellos que no comparten la misma fe que tú. Están observando para ver el resultado de tu fe.
Recuerda que tu vida predica un sermón más fuerte que tu boca. Al igual que Pedro y Juan, que eran hombres comunes y corrientes, por la forma en que vives tu vida, deja que las personas se fijen en que has estado con el Sanador, el Redentor, el Consolador, el Libertador, el nombre sobre nombre: ¡Jesucristo!