La gracia de Dios es un misterio porque es lo opuesto al mérito, es un favor inmerecido. No es algo que se haya producido por nuestro poder, bondad, amabilidad, fuerza, santidad, habilidad natural y destreza. Recuerda, todo es de gracia porque todas nuestros beneficios espirituales provienen de Dios. Por lo tanto, toda jactancia queda excluida. La Biblia dice que no hay nadie justo, ni siquiera uno, y si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Jesucristo sabe lo indignos que somos de Su gracia, por eso ha decidido olvidar nuestro pasado para determinar nuestro futuro.

El caso de Moisés es un ejemplo de la gracia de Dios. Por Su gracia, Dios miró a Moisés, un asesino, y vio en él un libertador. Esto significa que nadie es demasiado malo o demasiado bueno para calificar para la gracia de Dios. A Dios Todopoderoso no Le interesa nuestro indigno pasado. Jesucristo entra en nuestra vida para poner fin a nuestro indigno pasado y dar a luz un futuro glorioso. Él no quiere que miremos hacia atrás porque mirar hacia atrás es una trampa de satanás; Él quiere que miremos hacia adelante. Recuerda que conocer a Dios no es tan sólo contemplar sus obras sino aprender Sus caminos. Debes aprender a mantener la gracia que has recibido.

Dios da Su gracia gratuitamente a aquellos que confían en Su Palabra. Por lo tanto, permite que la Palabra de Dios encauce tu camino y nunca permitas que tu situación dicte tu dirección. Esa es la única manera de recibir y mantener la gracia de Dios en tu vida. Que la luz de Dios siga guiando tu camino. Que la Palabra de Dios siga viviendo en ti, creciendo en ti, permaneciendo en ti, mientras tú permaneces en ella, ¡en el nombre de Jesús!

Dejar un comentario