
Hebreos 10:23 dice, «Aferrémonos sin vacilar a la confesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió».
Vivimos en un mundo donde todos estamos expuestos a cosas que no concuerdan con la Palabra de Dios. Por eso necesitamos acercarnos más a Dios y conocerle más. El Profeta T.B. Joshua decía: «Si alguno te da razones para que entres al Cristianismo, otro podría darte razones para que salgas». Muchos hoy en día se han alejado del Cristianismo. Sienten que Dios no ha respondido a sus oraciones y muchos se avergüenzan de defender a Dios por lo que dirán las personas a su alrededor. Ellos carecen de la convicción para pararse firmes por Cristo.
La convicción es el fundamento de una verdadera vida Cristiana. Sin ella, nos dejamos llevar fácilmente por las circunstancias, la opinión pública y los desafíos de la vida. Muchos se han alejado de la fe porque carecían de una profunda convicción interior. El Profeta T.B. Joshua decía: «La fe es una convicción». Esto quiere decir que la convicción es la confianza inquebrantable y la firme creencia interior en la Palabra de Dios, incluso aunque las circunstancias parezcan inciertas, las oraciones queden sin respuesta, surjan pruebas y tentaciones, y las personas se opongan a tu creencia. Cuando tenemos convicción, nos mantenemos firmes como Daniel en Babilonia, inquebrantables ante las amenazas. Como los tres muchachos hebreos, declaramos con valentía nuestra postura incluso ante la muerte. La convicción nos da el valor para no transigir, para resistir las dificultades y para vivir con la eternidad en la mente, incluso cuando el mundo ofrezca placeres temporales. Un Cristiano sin convicción se doblegará fácilmente ante la presión, pero uno que está convencido de la verdad de Dios permanecerá inamovible.
Sólo hay una manera de construir convicción, y es estudiando la Palabra de Dios. Debemos pasar tiempo diariamente y aprender a los pies de Jesús hasta que nuestra mente llegue a ser como la de Cristo. La convicción crece a través de la intimidad con la Palabra de Dios. El Espíritu Santo también juega un papel vital en ayudar a nuestra convicción. Él nos recuerda la verdad y nos fortalece para mantenernos firmes. Recuerda que la convicción no son sólo palabras; es acción. Cuanto más practiques lo que crees, más profunda será tu convicción.
Oración: «Señor Jesús, aumenta mi fe en Ti. Ayúdame a mantenerme firme en mi convicción de fe. Amén».