Hace algunas semanas, las Sesiones de Oración Interactiva – La distancia no es una barrera de Emmanuel TV. adquirieron una dimensión especial. Ese día, el siervo de Dios, el Profeta T.B. Joshua, bajo la inspiración y la guía del Espíritu Santo, había orado exclusivamente por los pacientes de COVID-19 en un centro de aislamiento en la nación centroamericana de Honduras. Ese evento, que fue una demostración de fe implícita en el poder infalible de Dios, proporcionó una prueba más de la omnipresencia, omnisciencia y omnipotencia de Dios. En sus diversas formas, los pacientes habían reaccionado visiblemente al poder sanador y liberador de Dios. Algunos vomitaron, otros temblaron, mientras que otros simplemente sintieron a Dios de manera inefable. Cualquiera que fue su reacción, lo que importó fue que finalmente encontraron solución y salvación en Dios.  

A continuación, presentamos sus testimonios de bienestar y alivio mientras eran dados de alta en un hospital regional en Honduras.

Directamente de la fuente, una cosecha de testimonios

Con una mascarilla cubriéndole la boca y la nariz, en cumplimiento del protocolo COVID-19, Hermelindo inició su testimonio así: «Por la gracia de Dios, hoy me han dado de alta del hospital». Luego señaló que las oraciones del Profeta T.B. Joshua, en el nombre de Jesús, habían sido clave para la sanidad y recuperación completa de él y de otros. Citando el cometido de la Biblia de que las personas deben creer en Dios y en Sus profetas para así ser prosperados (2 Crónicas 20:20), se describió a sí mismo como «una prueba viviente de que Dios todavía obra milagros, y usa a Sus siervos como canales de bendición». Por lo tanto, agradeció al Profeta T.B. Joshua y al equipo de Emmanuel TV, agregando que las oraciones le dieron una nueva oportunidad de vivir. «Había estado aislado con síntomas terribles», recordó, incluso mientras agradecía a Jesucristo por sacrificar Su vida en la Cruz para la salvación de la humanidad.

Cuando se le preguntó cómo se sentía después de ser dado de alta, el rostro de Francisco se iluminó de inmediato: «¡Estoy feliz! ¡Dios ha sido muy bueno conmigo!». Con los brazos levantados en adoración, también dijo que no había sentido más que gozo en su corazón «desde que el profeta oró por mí ». También, junto a sus síntomas de COVID-19, desapareció el dolor y el entumecimiento del pie que lo había estado preocupando. Con los brazos todavía alzados en alabanza al Todopoderoso, Francisco recordó: «Cuando el profeta oró por mí, sentí fuego en todo mi pie y fui sanado. El fuego que sentí era el poder de Dios». Prometió seguir viendo Emmanuel TV y aconsejó a la gente que creyera sinceramente en Dios en todo momento. «Me voy a casa en paz para continuar con mi vida», concluyó.

Incapaz de contener sus emociones, Zacarías seguía ajustándose la mascarilla mientras se secaba las lágrimas durante su breve pero intenso testimonio. «Hoy me han dado de alta del hospital y vuelvo a casa muy feliz», afirmó, agradeciendo a Dios por darle una nueva vida. Con voz temblorosa, dijo: «Gracias, Señor Jesús, por renovar mi fuerza con Tu poder».

Otro que testificó, fue Miguel, quien, después de anunciar su entusiasmo por ser dado de alta para irse a casa, glorificó a Dios por usar al Profeta T.B. Joshua para ministrar sanidad a los enfermos en el centro de aislamiento. «Estoy muy feliz de volver a casa», repitió. 

Antonio, por su parte, comenzó agradeciendo a Dios Todopoderoso por darle la victoria en forma de milagro. También agradeció al Profeta T.B. Joshua y al personal médico y administrativo del centro de aislamiento. «Todo ha sido maravilloso y agradezco a Dios Todopoderoso», dijo. Igualmente agradeció a su hija por apoyarlo durante todo el período.

 La señora Suyapa era una de las que había vomitado sustancias venenosas durante la sesión de oración. Sentada en un automóvil el día que fue dada de alta, Suyapa miró fijamente al lente de la cámara y dijo: «Estoy muy agradecida con Dios por darme otra oportunidad de vivir». Dijo, además, que estaba encantada de volver a casa para ver a sus hijos y nietos, así como al resto de su familia. «Gracias, Jesús, por lo que has hecho en mi vida», dijo, moviendo la mano. Oró por La SCOAN: «Que Dios continúe bendiciendo tu ministerio para que puedas continuar salvando almas para el Reino de Dios». El esposo de Supaya, Carlos, estaba presente para acompañarla a su casa. Agradeció a Dios que su esposa se fuera a casa «sanada de mente, cuerpo y alma». Recordó a los espectadores que los humanos no son nada sin Dios Todopoderoso.

Con el más cálido y fuerte abrazo, Dunia, de 46 años, fue recibida por una pariente mientras salía de la unidad de aislamiento de camino hacia un automóvil que la esperaba. «¡Estoy tan feliz de volver a casa, para la gloria y honra de Dios!». Describiendo a Jesús como el Maestro Sanador, dijo que regresaba a casa sana y feliz. Ella aconsejó a los afectados por el COVID-19: «Deberían buscar la intervención de Dios y entregarle todo a Él. Jesucristo es el gran Médico. Jesús puede infundirte vida; entrégale tu vida y no seas rebelde. Solo Cristo es nuestra salvación».

Con las palmas visibles y al nivel de la cabeza, Ángel dijo con un estallido de energía: «¡Gracias, Jesús! Estoy sano de toda enfermedad. Gracias, Profeta T.B. Joshua, por la oración. Estoy lleno de alegría y fuerza. ¡Estoy completamente sano! Dios está con nosotros, ayudándonos».

Al igual que Ángel, Fátima no tuvo más que una ofrenda de alabanza para el Creador del Cielo y la tierra. Ella dijo: «Salí positiva para COVID-19, pero después de la oración del Profeta T.B. Joshua, he sido sanada. Tenía dificultad para respirar, pero después de la oración puedo respirar bien otra vez. ¡Gracias, Jesús, por darme una segunda oportunidad!» Aconsejó a las personas que se aferraran a Dios y vieran Emmanuel TV.

Silbil, otra que testificó, también dijo que estaba feliz de regresar a casa después de ser dada de alta. «¡Gracias Señor! Gracias, Profeta T.B. Joshua, por la oración».

En el asiento del pasajero de una camioneta, se sentó Eugenio mientras testificaba cómo el Señor lo levantó del lecho de la enfermedad. Él declaró: «¡Toda la gloria y el honor a Él! ¡Dios es poderoso! Él es el único a quien debemos buscar».

Por su parte, Kelvin dio su testimonio en su propia casa. «Estoy tan contento de estar ahora con mis seres queridos», dijo.

Junto a los que dieron su testimonio, los cuidadores del centro de aislamiento también hablaron de cómo Dios obró maravillas en la vida de los pacientes. Ariel testificó con alegría sobre el alta de los pacientes con COVID-19 del hospital regional después de las oraciones, y que su recuperación completa había sido asombrosa para el personal médico. Dijo: «Estamos agradecidos por la sesión de oración que tuvo lugar aquí. ¡Gracias, Profeta T.B. Joshua, por acordarse de Honduras!».

Una enfermera, que describió a los pacientes como «nuestra familia», recordó cómo uno de los pacientes había estado temblando y vomitando durante las oraciones y fue dado de alta al día siguiente; al igual que otra paciente que ya no necesitaba su dispositivo de oxígeno después de la oración. «Eso», dijo, «es la evidencia de la oración a través del poder del Espíritu Santo». Ella agregó: «Dios es Amor y por eso todo esto ha sucedido».

Otra enfermera dijo: «Gracias, Profeta T.B. Joshua; oramos que Dios continúe bendiciéndote y que tu misión continúe creciendo». Otra enfermera dijo que había visto evidencia de la sanidad de los pacientes cuando se levantaban y vomitaban o iban al baño. «Fui testigo de los milagros durante la oración», agregó. Otra enfermera dijo que su padre había sido uno de los pacientes. «¡Lo vi antes de la oración, pero después de la oración estaba tan bien!», afirmó. Una enfermera asistente que  también testificó de los milagros que presenció y estaba orgulloso de su organización. «Me llena de alegría que Dios haya enviado a su siervo a este lugar para ayudarnos», finalizó. Verdaderamente, para el poder de Dios, nada es imposible.

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