El Coro de Emmanuel TV, comenzó la transmisión dominical en vivo con otra nota de sumisión a Dios Todopoderoso. Con la canción « No es mía la elección» compuesta por T.B. Joshua, anunciaron la necesidad de que los Cristianos dejen que Dios haga Su voluntad en todos los asuntos. «En las cosas grandes y pequeñas», cantaron, «sé Tú mi guía, mi fuerza, mi sabiduria, mi todo. Otras interpretaciones que elevaron la fe fueron «Mi Ayudador», «Espíritu Santo respira en mí», «La Vida es Incierta». Un momento emotivo llegó con una conmovedora interpretación de la canción de adoración en español, «Digno», recordándonos que sólo Jesús es digno de nuestra alabanza.



La Profetisa Yinka dio un breve sermón sobre la necesidad de adorar a Dios en espíritu y en verdad, tomando su texto de referencia de Juan 4:24, la Escritura que llama la atención sobre la esencia del Espíritu de Dios. Yinka describió a Dios como «infinito, incorpóreo, invisible e incorruptible», por lo que Es perfecto y, por tanto, digno de la total dependencia humana. Yinka añadió: «El poder de Dios es tan real, contundente y auténtico que no puede ser limitado por el espacio, el tiempo o las circunstancias». Y con eso, estableció el tono para otra serie de sesiones de Oración Interactiva «La Distancia no es una barrera»bajo la guía del Espíritu Santo. Dirigiéndose a los espectadores, señaló: «Así como Jesucristo liberará a estas personas de la prisión de la enfermedad, la esclavitud y la enfermedad, ustedes serán liberados, ¡en el nombre de Jesús!».

El primero en recibir las oraciones fue Iván, un mexicano. Con su madre Juana, quien lo ayudaba sentada a su lado, Iván apoyó su espalda con dos almohadas, una muleta en el flanco exterior de cada pierna extendida mientras se tendía en su cama. A causa de los problemas con la cadera, las rodillas y los tobillos, Iván no podía caminar ni siquiera con la ayuda de sus muletas. Sin su madre y su esposa, había poco o nada que pudiera hacer por sí mismo, habiendo estado postrado en la cama durante los últimos cuatro años. Aunque se las arreglaba para trabajar desde casa, empezaba a deprimirse, temiendo no poder cuidar de su familia. La Profetisa Yinka instó a Iván a abrir su corazón a Dios para que recibiera la sanidad allí mismo, en su dormitorio. A medida que la oración continuaban, las piernas de Iván comenzaron a vibrar. Después de ordenar vida a todos los órganos muertos del cuerpo de Ivan, Yinka le pidió que se levantara y volviera a usar sus piernas.«¡Eres libre, en el nombre de Jesús!» declaró. Para la gloria de Dios, ¡Iván se levantó y comenzó a caminar sin ayuda!

Adicta a comer hielo y escarcha durante dos años, Mercy, de Ghana, se conectó para orar en el poderoso nombre de Jesucristo. Le comento a la profetisa Angela que no había podido controlar sus ansias y que había desarrollado fibromas abdominales y un fuerte dolor en el brazo derecho. Angela le aseguró que tenía un papel que desempeñar al recibir su liberación y su sanidad. «¡Libérate de esa adicción!», oró Angela y Mercy cayó de rodillas, con arcadas y vómitos de las sustancias venenosas de su sistema. Mercy dijo que sintió un dolor agudo en el pecho y el estómago durante las oraciones. Le recordó Angela a Mercy: «Has sido liberada para seguir a Jesús». «¡Gracias, Jesús!», dijo Mercy. Confirmó instantáneamente su liberación yendo a la nevera y probando el hielo y la escarcha, que antes no podía dejar de ingerir, pero esta vez, ¡lo escupió asqueada!

El Profeta Racine oró por Raúl, quien había llamado desde México. Inmovilizado en gran medida por la espondilosis lumbar y la compresión de los nervios, Raúl sólo lograba un poco de alivio utilizando un corsé lumbar y un bastón para caminar. «Mi problema no podía resolverse médicamente», confesó, mientras llevaba su caso ante Dios, habiendo rechazado una cirugía de alto riesgo. «La distancia no es una barrera para Dios», aseguró Racine a Raúl y le pidió que ejerciera la fe. «Hijo de David, ten piedad de mí», Raúl suplicó a Jesucristo. Racine procedio en oración: «¡En el nombre de Jesús, libérate de esta aflicción!». Mientras el poder de Dios surgía a través de Raúl, sus brazos comenzaron a temblar. Después, se quitó el corsé lumbar y dejó caer su andador mientras ejercitaba todas las partes de su cuerpo. «¡Gracias, Jesús! Ya no siento dolor», testificó. Racine instó entonces a Raúl a que hiciera de la Palabra de Dios el estándar para su vida.

Raúl también informó a Racine sobre los problemas respiratorios de su esposa. Dijo que ella había estado usando un tanque de oxígeno durante los últimos dos años y una máquina de CPAP en el último año porque su respiración podía cesar hasta 27 veces en una noche. Explicando ella misma su situación, María dijo que corría el riesgo de sufrir una lesión cardíaca y cerebral. Mientras Racine iniciaba a la sesión de oración, declaró: «¡Cada órgano dañado; comienza a funcionar! ¡Sean liberados, en el nombre de Jesucristo! Recibe tu sanación. ¡Recibe tu libertad, en nombre de Jesucristo!». Para demostrar su sanidad, María inhaló y exhaló profundamente, incluso cuando recordaba cómo el poder de Dios había hecho que se elevara su temperatura corporal durante las oraciones. «¡Ahora mi respiración es normal!, testificó. Raúl y María aconsejaron a las personas creer en Jesucristo.

Incredulidad. Asombro y desconcertante emoción. Esas eran algunas de las muchas emociones que se podían leer en el rostro de Antoine después de que las oraciones llenas del Espíritu Santo lo liberaran de diez años de artritis y hernia discal causantes de un fuerte dolor de espalda. Un togolés viviendo en Bélgica, Antoine se había visto obligado a abandonar el sueño de su una carrera en el fútbol. Sus músculos de la espalda a menudo se paralizaban y no podía moverse. Los médicos le dijeron que no había nada más que pudieran hacer aparte de darle medicamentos, así como un corsé lumbar y parches para la espalda. Antes de orar por Antoine, el Profeta Chris le instó a comprometerse con la Palabra de Dios, la cual trae liberación, sanidad y salvación. «¡Sé liberado de la enfermedad, en el poderoso nombre de Jesucristo!» Chris oró por Antoine sentado, tras de pedirle que se quitara el corsé lumbar y que volviera a la cámara para más oraciones. En momentos después, Antoine estaba ejercitando su cuerpo como un futbolista profesional preparándose para el partido de su vida. Mientras trataba de comprender lo que le le acababa de pasar, Antoine seguía dirigiéndose a su hermana, que estaba fuera del alcance de la cámara, corroborando que momentos atrás, él mismo acababa de quejarse a ella del dolor en su espalda. Antoine arrojó su corsé lumbar y sus parches para la espalda, diciendo que sentía como si se hubiera quitado una carga de su cuerpo. Para probar su sanidad más allá de toda duda, Antoine cogió el peso de una mano y se puso en cuclillas con ella, ¡algo que nunca se habría atrevido unos minutos antes!

La siguiente en recibir el infalible toque de Dios fue Nasrin, una iraní residente en Australia. Postrada en su cama y cubierta con un collarín y un corsé lumbar, Nasrin representaba todo lo que significa ser una inválida. Dijo que tenía problemas de cuello, espalda y hombros, además de sufrir «demasiada ansiedad y estrés». Dejada a merced de su cuidador y de su hija, Nasrin logró mostrar sus documentos médicos y medicamentos. Antes de orar por Nasrin, la Profetisa Anne la instó a liberar su corazón de toda ofensa y rencor. Y pronunció con la autoridad de la Palabra de Dios: «Lo que sea que satanás haya usado para conectarte con él, libéralo, en el nombre de Jesucristo». Luego añadió: «¡Ahora, levántate de esta cama». Luego, le pidió a Nasrin que se quitara el corsé lumbar y el collarin y que clamara su sanidad al caminar por la habitación. «¡Gracias, Jesús! ¡Puedo caminar!» Nasrin exclamó.

La Profetisa Yinka también oró por Tezena, una mujer haitiana viviendo en Francia. Durante 31 años, Tezena había tenido el problema de la hernia discal. «El problema está afectando mi vida; ya no puedo trabajar más», dijo la trabajadora social que trabaja con personas con necesidades especiales. A pesar de su corsé lumbar y de los medicamentos, Tezena seguía angustiada. Dijo: «Hay cosas que se mueven en mi espalda y mi cabeza». La situación era tan mala que no podía sentarse ni agacharse, y ni hablar de bañarse o hacer las tareas domésticas. «No todo depende de Dios y ciertamente no todo depende de nosotros», dijo Yinka, mientras explicaba la necesidad de que Tezena abriera su corazón a Dios, si debía recibir su sanidad. A medida que las oraciones se intensificaban, las piernas y los brazos de Tezena comenzaron a temblar y cayó de rodillas. Ahora, libre ya de su corsé lumbar, Tezena se puso en pie y ejercitó su cuerpo con entusiasmo y glorificó a Dios por liberarla del dolor. «¡Aleluya!» continuaba gritando, incluso mientras saltaba y estiraba su cuerpo.

Desde México, Laura también se unió para orar por sus problemas de insomnio, molestos dolores de cabeza, alergias nasales y ruido en la cabeza y los oídos. «Por la noche, este ruido en mi cabeza y mis oídos es tan fuerte que mi cuerpo tiembla y me despierto», le dijo Laura a la Profetisa Angela. A pesar de las numerosas visitas a médicos y médicos alternativos, no tuvo ningún alivio. Con los escáneres cerebrales y otros exámenes que mostraron que Laura era normal, los médicos le aconsejaron que aprendiera a vivir con sus problemas. Y así, durante los últimos cinco años, Laura había estado tragando un cóctel de medicamentos sin ninguna mejora. «En el poderoso nombre de Jesucristo, ¡sal del cautiverio! ¡Sé libre de ese espíritu de depresión!» Oró Angela cuando le ordenó a Laura que vomitara las sustancias venenosas de su sistema. Después de haber vomitado, Laura dijo que durante las oraciones sintió un fuerte dolor en el estómago el cual le causó el vómito. «¡Ya no siento dolor en la nariz y puedo respirar bien!», testificó, además añadió que sus oídos ya no estaba bloqueados. «¡Estoy sanada, en el nombre de Jesús! Gracias, Jesús de Nazaret!» gritó.

Otro destinatario del toque de Dios fue Willy, un director de minas con base en Lubumbashi, República Democrática del Congo. Debido a una fractura en el dedo del pie derecho, Willy tuvo que usar un bastón y una bota ortopédica, lo que le hizo prácticamente imposible sus movimientos. También informó del estancamiento de su carrera. A pesar de haber recibido seis meses de terapia en Sudáfrica, el estado de Willy no mejoró y su trabajo siguió sufriendo. Después de instar a Willy a desempeñar su propio papel ante Dios, el Profeta Racine oró por él en el poderoso nombre de Jesucristo. Inmediatamente, Willy guardó su bastón y se quitó la bota ortopédica, y comenzó a caminar por su amplia sala de estar, sin sentir más dolor. «Sentí una vibración en mi mano derecha y algo estaba sacudiendo mi brazo derecho mientras oraba», le dijo a Racine mientras demostraba su sanidad para la gloria de Dios. «¡Gracias, Jesús!», sonrió.

Zoraida, una venezolana residente en los Estados Unidos, había sido perseguida por abusos y privaciones en su infancia. Habiendo perdido a su padre a la edad de cinco años, tuvo que enfrentar la crueldad de la falta de amor, ya que la personas en su vida siempre se aprovechaban de ella. A los 15 años, Zoraida se escapó de la casa, denigrantemente se prostituía con el fin y la esperanza de encontrar un hombre que le mostrara su verdadero amor y se casara con ella. Sin embargo, lo que logró al final de todo, fue más abuso y violencia. «Me acostaba cuatro o cinco hombres todos los días y después de eso me sentía muy frustrada y sucia», confesó Zoraida. Y a medida que se esforzaba por encontrar el amor, fue cayendo más en el abismo, después de que una mujer la introdujera en el alcohol y la marihuana y luego tuviera una aventura con ella. Habiendo vivido tal vida de abuso ininterrumpido, Zoraida comenzó a tener sueños en los que tenía sexo usando un órgano masculino, así como sueños en los que una mujer le hacía el amor. Al final, ella se despertaba y miraba incluso cuando se adentraba más en el sueño con ambos sexos. Una vez que Zoraida aceptó hacer su parte comprometiéndose con Dios, el Profeta Chris le ministró oraciones de liberación y salvación, y así ella cayó bajo la unción. «¡Sé liberada, en el nombre de Jesucristo!» oró Chris. Después de que los demonios en Zoraida confesaran sus atrocidades revolcando su cuerpo en el suelo, ¡huyeron de ella para siempre! «Tengo paz y estoy tranquila ahora. Cuando me tendí en el suelo, sentí que los demonios salían de mí y que los ángeles de Dios me rodeaban para protegerme», relató Zoraida. «¡Felicidades! Haz la voluntad de Dios», le aconsejó Chris.


La Profetisa Anne también oró por Albert y su esposa Anne, residentes en los Estados Unidos, que habían sido confirmados positivos al COVID-19, así como por sus cuatro hijos que tenían síntomas de coronavirus, como pérdida del sentido del gusto y del olfato, dolor de garganta, gripe, dolores de cabeza, dolor de articulaciones y de estómago y debilidad del cuerpo. «Sean libres de todo virus mortal», oró la Profetisa Anne mientras ordenaba expulsar toda sustancia venenosa en los organismos de la familia. Mientras la oración continuaban, la esposa de Alberto, Anne, vomitó la raíz de su problema. Para confirmar su sanidad, Alberto y Ana rociaron perfume, que ahora podían oler; también comieron plátanos, cuyo sabor ahora podían saborear. La profetisa Anne oró entonces por los niños: «¡Sean liberados de toda aflicción mortal!» finalmente instó a la familia a mantener su sanidad permaneciendo fieles a Dios.

El mensaje del Profeta Racine para los socios comenzó con la observación de que nadie pierde nada haciendo lo que le agrada a Dios. «Sólo la fe le agrada a Dios», dijo, «se necesita fe para dar aquello de lo que tu vida depende». Recordó a los espectadores la ironía de la situación en la que se encontraba una pobre viuda, que había sido escogida por Jesús para recibir honor por su acto voluntario del dar en sacrificio (Marcos 12:38-44). Por lo tanto, disuadió a todos del hecho de comprometerse sólo en a practicar caridad según conveniencia, explicando que los tiempos difíciles son de hecho la mejor oportunidad para probar nuestra fe en Dios. En palabras de Racine, «El llanto no debe impedir la siembra o la adoración». «Quiero decir; no importan los problemas o los tiempos difíciles, un socio en Cristo debe tener espacio en su corazón para bendecir a Dios, y estar dispuesto a ayudar a los necesitados debido a los efectos económicos de esta pandemia». Después de defender la causa de los huérfanos, las viudas y los sin techo, así como otros grupos de personas necesitadas, Racine terminó con una valiosa nota espiritual del siervo de Dios, el Profeta T.B. Joshua: «Empezamos a tener éxito en nuestras vidas cuando los problemas de los demás empiezan a importarnos».