¡VERDADERA AMISTAD!

En Romanos 15:1-3 la Biblia destaca la necesidad de que apreciemos siempre el hecho de que no estamos dotados de igual manera. Los fuertes deben fortalecer a los débiles con toda su fortaleza. ¿Cuál es tu fortaleza? Tu fortaleza puede estar en el área del dinero, mientras que la mía está en el área del conocimiento Divino; la de otro puede estar en el área de la sabiduría, consejería, sanidad o artesanía. Sea cual sea el área en la que eres fuerte, se espera que la utilices generosamente para fortalecer a tu hermano. Éste es el verdadero significado de la «verdadera amistad».

Todo el que da a los demás es, según el apóstol Pablo, caritativo. Cuando te dedicas a dar dadivosamente, es decir, a sembrar en la vida de los demás, Dios, que es el Dispensador de todo bien, te dará por Su misericordia abundancia de bienes para que puedas gozar de suficiencia y abundar en buenas obras. Por eso, aquel que da a los demás es consciente del futuro. Para las personas de mentalidad carnal, el dinero, el servicio o el sacrificio dados en caridad pueden parecer tirados a la basura, pero cuando se dan con la actitud y la intención adecuadas son semillas sembradas de las que se espera un mayor beneficio.

Las obras de caridad deben darse con cuidado y con alegría en el pensamiento y en el diseño. Se necesita gracia para dar alegremente. Aquellos a quienes Dios llama para cualquier servicio, Él los hará aptos para ello. Si Dios te llama a correr, Él te ayudará a mantener la velocidad. Dios quiere que corras, pero con un propósito. Si Dios te llama para lo que estás haciendo, Él te hará apto para ello. Por tanto, para mantener la verdadera amistad debemos gastar menos en nosotros mismos y más en los demás. Sólo así podremos aportar más fe y amor a la sociedad de la que formamos parte.