
Si siembras en amor, cosecharás amor porque no hay dar en verdad sin recibir. ¿Qué es lo que tienes? Se espera que demos a Dios todo lo que se nos ha dado – es decir, toda nuestra sustancia; nuestro tiempo, fortaleza, lealtad, dinero y todo lo bueno que el Señor nos ha dado – y recibiremos a cambio una abundante bendición. No amemos sólo con palabras, sino también con obras y en verdad. Cuando amamos con hechos, estamos plantando semillas que nos devolverán una cosecha de cualquier amor que hayamos expresado. Dios espera lo mejor de nosotros porque Él nos da lo mejor (Juan 3:16). Dios tiene un Hijo. Lo plantó en la tierra para producir una familia. Hoy, millones son nacidos de nuevo gracias a esa Semilla.
Cuando damos, nos asemejamos a Dios, que da a todos y no recibe de nadie. Debemos saber que cualquier bendición que Dios nos haya dado está destinada a ser replantada para una cosecha mayor. Siempre cosechamos el mismo tipo de semilla que sembramos, así como siempre cosechamos más de lo que sembramos:
*Ama por amor a Dios y sé amado. *Ayuda por amor a Dios y sé ayudado. *Sé bondadoso por amor a Dios y recibe bondad. *Muestra misericordia por amor a Dios y recibe misericordia. *Da y recibe más de lo que des. *Siembra y cosecha más de lo que siembres.