
¿Cómo podemos reconocer nuestra posición ante Dios? Dios prefiere la gracia a las obras (Efesios 2:8). Elige la gracia porque sabe que somos débiles. Conoce nuestras limitaciones. Conoce nuestros defectos. Si el Señor hubiera escogido las obras en lugar de la gracia, nadie merecería Su misericordia porque nuestra justicia es como inmundicia ante Él. Lo que llamamos nuestras buenas obras son como trapos de inmundicia delante de Él (Isaías 64:6). En otras palabras, el hombre no merece la misericordia de Dios. En Romanos 3:10, la Biblia dice que nadie es justo, ni siquiera uno. Si queremos llegar a Su presencia, debemos reconocer nuestra condición de pecadores en necesitad de redención. En Lucas 5:8, Pedro, al ver a Jesús, cayó de rodillas diciendo: «Apártate de mí, Señor, que soy pecador». Así, él se reconoció inmerecedor delante del Señor.
Reconocer nuestra posición es admitir nuestra debilidad. Cuando nos presentamos ante Jesús con sinceridad y humildad de corazón, Él nos recibirá con compasión. Es decir, recibiremos Su favor. Cuando nos acercamos a Dios en cualquier forma – Él ve más allá de nuestra apariencia (Juan 2:23-24). La Biblia dice que Jesús conoce a todos los hombres – de qué está hecho el hombre, su naturaleza, designios, planes secretos, disposición y verdadero carácter. Si el hombre da algo, Jesús sabe si el hombre es verdaderamente generoso o simplemente quiere ser visto. Si el hombre habla, Jesús sabe si la intención es meramente adular o si habla lo que realmente cree en su corazón. Nosotros sabemos lo que hacen los hombres, pero Jesús conoce los designios de su corazón. Por eso, acerquémonos a Dios con sinceridad y humildad de corazón.