¡POR LA GRACIA DE DIOS!

Dios elige la gracia en lugar de las obras. Somos lo que somos en Cristo Jesús por Su gracia. Que nadie se jacte. Lo que somos hoy en día es producto de Su gracia. Todo el mundo estima el progreso; por eso trabajamos duro. Ignoramos que la batalla no es para los fuertes y la carrera no es para los veloces. Esto significa que, después de esforzarnos, después de nuestro duro trabajo, Dios todavía tendrá que evaluar nuestro trabajo. Cuando hayamos hecho todo, debemos dejar el asunto en manos de Dios. Si tenemos éxito, debemos dar a Dios la alabanza; si fracasamos, debemos someternos a Su voluntad.

Ningún hombre sabe por las presentes señales lo que le depara el futuro. ¿Eres pobre ahora? Es demasiado pronto para refunfuñar porque Dios a veces usa cosas necias para revelar su propósito en nuestras vidas. ¿Estás bendecido ahora? Es demasiado pronto para alegrarte porque necesitarás aún más de Dios en medio de la bendición. El tiempo y la oportunidad actúan para todos nosotros. En otras palabras, cada hombre tiene la gracia del tiempo y el espacio para actuar únicamente en lo que le es asignado por la providencia (Dios). Todo hombre estima el progreso; por eso todos trabajamos duro. Poco sabemos, como dice el predicador en Eclesiastés 9:11, que en este mundo, los corredores rápidos no siempre ganan la carrera y los valientes no siempre ganan la batalla. Los sabios no siempre se ganan la vida, las personas inteligentes no siempre ascienden a altos cargos. Nunca se sabe cuándo llegará tu hora. Lo que la Biblia simplemente dice aquí es que la batalla no es para el fuerte, ni la carrera para el veloz. Esta filosofía parece ir en contra del «sentido común», pero es la realidad.