
PERMITE QUE TUS DUDAS TE ACERQUEN A DIOS – La duda es algo con lo que todos batallamos y luchamos; incluso los mayores creyentes a veces necesitan ayuda para impulsar su fe en medio de los problemas y desafíos de la vida. Tomemos el caso de Abraham en Génesis 15:6. Aunque creía, él quería una señal que reforzara su fe. De hecho, muchos grandes héroes de la fe en la Biblia tuvieron sus momentos de duda, pero eso no les restó fe; esto simplemente significaba que su fe estaba siendo desafiada de nuevas maneras.
Si buscas genuinamente la salvación de Dios en medio de la duda, Dios no se preocupará, porque finalmente tu duda te acercará más a Él. Algunas situaciones en la vida desafiarán tu fe y te harán dudar de tu Guardador (enfermedades, dolencias, dificultad, decepción y cosas por el estilo). Sin embargo, no permitas que te alejen de Dios, sino que por el contrario te acerquen a Él.
Hoy en día, tan sólo reconocemos la bondad inmediata de Dios cuando recibimos un milagro y después olvidamos ese milagro. ¿Recuerdas la enfermedad que tuviste en el pasado? Fue esa misma enfermedad la que se cobró la vida de algunos, incluso otros siguen en el lecho de la enfermedad. ¿Cuál es la lección para nosotros? ¡Nunca dudes del deseo y la capacidad de Dios de ayudarte! ¿Por qué? Porque Él ha prometido no desampararte ni abandonarte jamás.
Cuando estés luchando con la duda, toma tiempo para recordar la obra de Dios en tu vida. A medida que recuerdes Su trayectoria, crecerá en ti la confianza de que la solución está próxima, de que superarás tu situación actual. Sé paciente y deja que Dios responda a tus preguntas en Su tiempo, no el tuyo. El tiempo de Dios es siempre el mejor. Él te conoce mejor que tú mismo y sabe qué es lo mejor para ti. Ten fe en Él siempre y ten por seguro que Dios no te decepcionará.
Di esta oración: «Señor Jesucristo, ¡dame la gracia de aferrarme a Ti tanto en los tiempos buenos como en los difíciles! Ayúdame a seguir confiando en Ti y en Tu suficiencia, ¡en Tu Santo nombre, oro!».