MANTÉN EL ENFOQUE CORRECTO – En la vida hay más de lo que se ve a simple vista. Hay dos tipos de verdad: la verdad del conocimiento de los sentidos y la verdad de la revelación Divina. Suelen ser opuestas entre sí. Tenemos los ojos físicos y los ojos de la fe. Los ojos físicos no pueden ver más allá de los hechos; se requieren los ojos de la fe para tener una visión especial de la verdad revelada. Aquellos que tienen una mentalidad científica no creen sin ver y tocar. Vivimos por la fe cuando reconocemos nuestra unión con Jesucristo en el Espíritu. Aquellos que son controlados por la verdad revelada por Dios son personas que lo examinan todo a la luz de la Palabra de Dios. Por otro lado, vivimos por vista cuando ponemos toda nuestra atención en lo físico, que es temporal. Cuando eres controlado por la verdad del conocimiento de los sentidos, serás controlado por lo que ves, lo que oyes, lo que otros te dicen o lo que tu situación aparenta. Cuando nuestros ojos físicos se enfocan en lo que dice nuestra situación, empezamos a ver peligros e imposibilidades. Muchos han cambiado el curso de la historia de sus vidas por la incapacidad de ver más allá de sus circunstancias inmediatas.
Si Job hubiera mirado sus aflicciones, habría cedido al consejo de sus allegados de maldecir a Dios. Si Mesac, Sadrac y Abednego hubieran mirado el horno ardiente, habrían cambiado su confesión por temor a morir (Daniel 3:13-23). Tu situación no Le sorprende a Dios porque Él tiene la solución. Dios entregó a su Hijo Unigénito, Jesucristo, para pagar la deuda de tu situación, y así traerte devuelta a Su comunión con Él. Jesucristo ha pagado el precio de la sanidad total, la redención y la victoria. Por lo tanto, ¡mantén tu enfoque! ¡Identifica tu fuente! Cuando te enfrentes a situaciones difíciles, no te inquietes; ten una mirada de fe hacia la Cruz, donde la victoria ha sido provista gratuitamente.
Como Cristianos, mantengamos el enfoque correcto. Si crees en Dios para lograr posibilidades de las imposibilidades, haz esta oración «Señor Jesús, dame la gracia de seguir habitando en Ti y seguirte tanto en los tiempos buenos como en los difíciles. Dame la gracia de mantener el enfoque correcto cuando me enfrente a situaciones difíciles, ¡porque en cada situación Tú aún estás diciendo algo!».