La profundidad de tu relación con Dios es un viaje, un viaje de descubrimiento continuo. Nunca podremos llegar a un punto en el que podamos decir que hemos descubierto todo lo que Él es, porque Su naturaleza es ilimitada. Y así como el crecimiento es natural en nuestras vidas físicas, también debemos crecer espiritualmente. A medida que maduramos, Dios nos invita a profundizar, ampliando nuestro entendimiento de Él mientras lo buscamos, lo conocemos y caminamos con Él día a día.

LA PROFUNDIDAD DE TU RELACIÓN CON DIOS

Texto de referencia: Hebreos 5:13-14

La relación con Dios es un viaje; la verdad es que nunca podremos llegar a un punto en el que podamos decir que hemos descubierto la totalidad de Dios. Lo que ocurre en lo físico, también ocurre en lo espiritual. A medida que crecemos físicamente, también debemos crecer espiritualmente.

El Profeta T.B. Joshua dijo: «El crecimiento espiritual es una función de la obediencia». Por eso el Apóstol Pablo dice en Hebreos 6:1, «No volvamos a poner los fundamentos, tales como el arrepentimiento de las obras que conducen a la muerte…». Esto significa que debemos crecer y aumentar la profundidad de nuestra relación con Dios.

La pregunta de quiénes somos, adónde vamos y por qué estamos aquí se responde en lo más profundo de nuestra relación con Dios. Cuanto más profunda sea nuestra relación con Dios, más clara será nuestra visión de Sus planes para nosotros.

Sin embargo, nuestra razón para acercarnos a Dios no debe basarse en los frutos de nuestra relación con Él, sino simplemente en quién es Él. Cuando nos enfocamos únicamente en lo que Dios puede hacer por nosotros, nos perdemos el gozo de la comunión.

Pueblo de Dios, para descubrir la profundidad de tu relación con Dios, debes examinarte a ti mismo y mirar a tu alrededor. La transformación que conlleva construir una relación con Dios no se oculta. Se refleja en nuestra vida cotidiana: en cómo hablamos, cómo vemos las cosas, cómo las percibimos e incluso cómo nos vestimos.

Al construir una relación con Dios comenzamos a descubrir cuánto Le necesitamos. Es al construir una relación con Dios que llegamos a entender Sus leyes, no sólo a conocerlas. Al entender la ley de Dios la obediencia se vuelve fácil. La obediencia es difícil porque conocemos Su ley, pero no la entendemos.

El conocimiento de la ley nos lleva a vivir como si simplemente estuviéramos tratando de evitar pecar, pero entender la ley produce obediencia.

Querido creyente, si deseamos crecer en nuestra relación con Dios, debemos escuchar lo que Él tiene que decirnos cada día. Ahí es donde comienza nuestra obediencia, porque Dios no quiere que nos quedemos en el conocimiento, sino que crezcamos en el entendimiento.

Oración: «Señor Jesús, aumenta la profundidad de mi relación contigo. Ayúdame a conocerte más y más cada día, en el nombre de Jesucristo. ¡Amén!».