Cuando miras la vida, ¿qué ves? ¿Con qué claridad ves tu vida? ¿Te ves a ti mismo como Jesús te ve? Proverbios 14:12 dice, «Hay camino que al hombre le parece derecho. Pero su fin es camino de muerte». Esto significa que si no quieres fracasar, debes involucrar a Dios en todo lo que hagas. Cuando involucras a Dios en cualquier asunto, ese asunto está resuelto.

Sin embargo, ¿quién está realmente involucrado en tu vida? Quien esté involucrado en los asuntos de tu vida determina quién eres en los momentos de incertidumbre, de crisis. Es decir, lo que llegas a ser depende de cuánto involucras a Dios en tu asunto. ¿Has tomado medidas para involucrarlo más? ¿Le has presentado tus asuntos a Él? La mujer pecadora en Lucas 7 decidió presentar su caso a Jesús. Aunque tenía muchas debilidades, defectos de carácter y malos hábitos que podrían impedirle presentar su asunto a Jesús, se dijo a sí misma: «Si pudiera presentar mi asunto a Jesús, sé que se arreglará». Más tarde, Jesús le dijo: «Tus pecados te son perdonados… Tu fe te ha salvado, ve en paz».

Jesucristo es una fuerza espiritual que crece y se desarrolla en el corazón o espíritu del hombre. Deja que tu fe mueva a Dios, porque conocer la presencia de Dios es conocer Su poder. Una vez que hablas la Palabra de Dios con fe en tu corazón sobre tu situación, has liberado el poder de Dios sobre ella. Recuerda que cuando Dios se mueve, el poder se mueve y cuando el poder se mueve, sabemos lo que sigue – tu montaña de dificultades, retrocesos, aflicciones y similares se moverán y verás el nombre de Jesucristo trabajando en el Espíritu, es decir, el poder y la unción de Dios trabajando en el Espíritu.

Si has tomado la Palabra de Dios en tu corazón y realmente la has hecho parte de ti, por su propia naturaleza te cambiará, y cuando lo haga, te encontrarás llamado a actuar sobre la Palabra de Dios. Cuando sin temor actuamos sobre la Palabra de Dios y con gozo echamos todas nuestras preocupaciones en Él, la victoria es tan segura como la salida del sol.