ENFÓCATE EN TU DESTINO

Filipenses 3:13-14 dice, «Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús».

La vida a menudo nos coloca en circunstancias que nos abruman. Enfrentamos desafíos que ponen a prueba nuestra determinación, a decepciones que pesan mucho en nuestro corazón y momentos en los que rendirnos a lo que es visible parece más fácil que aferrarnos a nuestras creencias. Sin embargo, es precisamente en estos momentos cuando Dios nos llama a alzar la mirada por encima de nuestras situaciones.

Un hombre con un propósito se caracteriza por su enfoque inquebrantable en su destino, no en su situación actual. Es importante no permitir que las situaciones te desvíen. Las situaciones cambian constantemente, habrá tormentas y dificultades, pero cuando mantienes la mirada fija en el lugar al que Dios te está guiando, nada puede desviarte del camino. El Apóstol Pablo habla de esto en Filipenses 3:13-14. A pesar de soportar pruebas como el encarcelamiento, el rechazo y la persecución, Pablo no se centró en su situación; su enfoque permaneció en su destino en Cristo.

Hebreos 12:2 nos exhorta a fijar nuestra mirada en Jesús. Cuando miras a Jesús, recuerdas tu destino final, la vida eterna. Aunque las situaciones son temporales, nuestro destino en Cristo es eterno. Si te concentras en tus problemas, puedes quedarte estancado. Pero si diriges tu atención al destino que Dios te ha dado, seguirás avanzando.

Por lo tanto, no te dejes engañar por lo que ves en el momento presente. Tu actual batalla no es el final de tu historia. La clave está en tu enfoque. Aférrate a las promesas de Dios, porque tu situación cambiará, pero tu destino en Cristo es inmutable.

Oración: «Señor Jesús, ayúdame a no dejarme cegar por mi situación actual; enséñame a mantener mis ojos puestos en Ti, el Autor y Consumador de mi fe, en el nombre de Jesús. Amén».