¡DEJA QUE TU CORAZÓN SE ELEVE!

El no darle a Cristo el lugar que Le corresponde en nuestro corazón es en realidad la causa de las crisis de nuestra fe. El manejo de nuestro corazón y sus pensamientos es importante, necesario y fundamental para nuestra fe y vida santa (Proverbios 4:23, Corintios 3:1-2). Si Le damos a Cristo el lugar que Le corresponde en nuestro corazón, nuestra confesión estará guiada por la fe. Le damos a Cristo Su lugar apropiado cuando nuestro corazón es disciplinado para enfocarse en las cosas en el Espíritu. Cristo ha resucitado; por lo tanto, deja que tu corazón también se eleve y busque las cosas de lo Alto para que puedas ser consolado en tu circunstancia actual.

¿Qué es lo que estás atravesando? ¿Es pobreza? Deja que tu corazón se eleve y busque las cosas de lo Alto. ¿Es enfermedad? Deja que tu corazón se eleve y busque las cosas de lo Alto. ¿Es una desilusión? Deja que tu corazón se eleve y busque las cosas de lo Alto para que puedas ser consolado. Cuando nuestra confesión proviene de la fe, ¡nuestras palabras se vuelven proféticas! La confesión de David sobre el desenlace de la batalla resultó ser profética (1 Samuel 17:46). Todo lo que David dijo se cumplió. El curso de la batalla siguió las huellas de su confesión. Su confesión le dio posesión.