
¿Por qué tenemos que dejar de poner excusas? Si pones excusas para el pecado, tu pecado no será excusado. ¿Qué es una excusa? Una excusa es una razón genuina o falsa dada para explicar o defender tu mala acción. Hoy en día, culpamos a los demás de nuestra situación. El hombre siempre culpa a los demás o a las circunstancias fuera de su control. Muchos culpan por su situación a sus antecedentes familiares. Algunos dicen: «Soy pobre porque todos en mi familia son pobres». Si pones excusas por ser pobre, tu pobreza no puede ser excusada.
Recuerda que eres responsable de aquello a lo que das tu atención, por lo que no es necesario que culpes a nadie de tu situación. Del mismo modo, eres responsable de tus propias acciones. Hoy en día, es habitual que las personas culpen de sus fracasos a su entorno familiar, mientras que atribuyen su éxito a su esfuerzo personal. Si atribuyes tu éxito a tu esfuerzo personal, también debes aceptar la culpa de tu fracaso. Si te quejas de que eres pobre porque todos los miembros de tu familia lo son, recuerda que eres responsable de tu pobreza por tus propias acciones o falta de acción, es decir, por lo que haces o dejas de hacer.
¡DEJA DE PONER EXCUSAS!
Por ejemplo, me encontré en un entorno familiar que me irritaba en aquellos primeros años de mi vida. Sabía que sería culpado por aquello a lo que le diera mi atención. Sabía que podía cambiar la situación, así que tomé una dirección diferente para lograr una solución distinta reconociendo que la victoria obtenida por medio de Cristo es una victoria en tiempo pasado. Es decir, es una victoria asegurada. En lugar de desesperarme y culpar de mi situación a los antecedentes familiares, empecé a sentirme orgulloso de mi situación para sentir la victoria de Cristo sobre mí. Me contenté con mi situación, sabiendo que mi situación era redimible a través de Cristo, y que esa redención es una redención en tiempo pasado. Es decir, redención asegurada. Entonces empecé a creer en la Palabra de Dios para poder lograr Su camino.
Recuerda, nadie es demasiado bueno o demasiado malo para calificar para Su gracia. Recuerda también que era posible para mí haberme sentado en algún lugar y empezar a poner excusas por mi situación, pero nunca lo hice. Lo que soy hoy es producto de la convicción de que la victoria a través de Cristo es verdaderamente victoria. El resto es historia.