
Filipenses 4:13 dice, «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece».
La Biblia explica que cada persona creada por Dios tiene su propia medida de fortaleza. Puede que no estemos igualmente dotados, pero una cosa está clara: Dios nos diseñó de tal manera que todos tenemos una fuerza que aportar. ¿Cuál es tu fuerza? Tu fuerza puede ser el dinero, el talento o el amor. Cualquiera que sea el área en la que eres fuerte, eso es lo que el Señor usará para bendecir a otros a través de ti.
Somos la fuerza de los demás. Nadie puede triunfar solo, necesitamos personas buenas, personas informadas e inspiradas para triunfar en nuestros respectivos llamados. ¿Cómo utilizas tu fortaleza para mejorar la vida de los que te rodean? Hoy en día, muchos de nosotros nos acercamos a las personas por razones egoístas, convencionales y materiales. Nos relacionamos con algunas personas sólo por lo que podemos obtener de ellas y no por lo que podemos aportar. No te acerques a la gente sólo por lo que puedas obtener, sino también por lo que puedas dar.
¿Cómo puedes conocer tu fuerza? Cualquier cosa que hagas constantemente que te edifique a ti y a los que te rodean es tu fuerza. Sólo necesitas autoexaminarte para descubrirla y edificarla, para contribuir positivamente a la vida de los demás y a la sociedad de la que formas parte. Dios Todopoderoso aprecia nuestros pequeños esfuerzos para contribuir positivamente a la vida de los demás, si vienen del corazón. Así que, dondequiera que esté tu fuerza, úsala genuinamente para contribuir positivamente a la vida de los que te rodean, a tu sociedad y al mundo en general.
ORACIÓN: «Oh, Espíritu Santo, ¡dame la fuerza necesaria para las tareas que quieres que haga, en el nombre de Jesús. Amén!».