Josué 24:15 dice, «Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová».

No podemos separar la guerra de la salvación porque la verdadera salvación nos pone en conflicto directo con satanás. En el momento en que nos convertimos verdaderamente a Jesús, satanás nos odia de la misma manera que odia a Jesús. Al identificarte con el Señor Jesucristo, haces de satanás tu enemigo acérrimo. Cuando Jesucristo nos compró, nos convertimos en ajenos a las cosas de este mundo. Como resultado, nuestro corazón está siempre en conflicto constante entre lo bueno y lo malo.

Hacer algo por compromiso con Dios no conlleva ninguna condición adjunta. Tu compromiso y la autenticidad de tu fe deben ser probados porque un hombre puede confesar ser Cristiano pero puede no serlo de corazón. Cuando tu lealtad hacia Dios está en conflicto con el dinero, la posición, las relaciones o la comodidad, es probable que te quedes pasivo y te vuelvas indiferente. Tal fue el caso de los hijos de Israel cuando entraron en la Tierra Prometida. Había un conflicto en sus corazones entre la carne y el espíritu acerca de si darle a Dios un compromiso total o no. Josué instó a los israelitas a comprometerse totalmente con Dios. Por lo tanto, no importa lo que suceda hoy, haz un compromiso total con Jesús, porque Él es tu salvación.

Oración: «Señor Jesús, fortalece mi celo y determinación por ti, ¡en el nombre de Jesucristo! Amén».