APRENDE OBEDIENCIA MEDIANTE EL SUFRIMIENTO

Buenos días y vence siempre, en el nombre de Jesucristo. Al principio, obedecer a Dios puede parecer difícil, hasta que comprendemos que todo lo que Él nos pide es por nuestro propio bien; para que nuestra vida sea libre y plena. Como Cristianos, nuestra obediencia a la Palabra de Dios es la única prueba de nuestra fe en Él. Como señaló el Profeta T.B. Joshua, si nosotros, que somos hijos de Dios, no podemos encomendar nuestros cuerpos a Dios cuando estamos enfermos, ¿cuál sería la esencia de nuestra fe? Si nosotros, como hijos de Dios, no podemos encomendar nuestros negocios a Dios, tanto en los tiempos buenos como en los difíciles, ¿cuál sería la evidencia de nuestra fe?

Hermanos en Cristo, nuestra situación no es como la de los demás. Para la gente del mundo, su situación puede ser para destruirlos, pero para nosotros es para la gloria de Dios. ¿Quién sabe qué habría pasado si tus oraciones por una condición mejor hubieran sido contestadas? Pueblo de Dios, haz saber que nuestra situación es una oportunidad para honrar a Dios ante el hombre. La gente del mundo está esperando ver cómo manejas tu situación.

En el Libro de Hebreos 5:8, la Biblia dice acerca de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, que aunque Él es el Hijo del Dios Viviente, Él aprendió obediencia a través de las cosas que sufrió y por lo tanto fue hecho perfecto. Hermanos en Cristo, si el Rey de reyes, nuestro Salvador Jesucristo, pudo pasar por pruebas y tentaciones y aprender obediencia de ellas, ¿cuánto más se espera de nosotros, Sus seguidores? Hijo de Dios, ¿cuál es tu situación? ¿La pobreza, la dificultad, enfermedad, limitación, estancamiento? Recuerda que Dios la está usando para preservarte para la redención, para prepararte para tu gran futuro.

En conclusión, pueblo de Dios, no permitas nunca que tu situación te haga dudar de la capacidad de Dios para darte la victoria; confía siempre en Su voluntad y en Sus promesas para tu vida.

ORA: «Señor Jesucristo, ayúdame a seguir confiando en Ti y obedeciéndote, incluso ante la abrumadora y negativa evidencia de los sentidos».

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