
Lucas 17:1, como Jesús nos dice, siempre existirán cosas que pueden hacer que tropecemos. Esto significa que es imposible vivir entre la gente sin tener ocasión de ofensa.
La ofensa llega de cualquier manera, ya sea que estés equivocado o tengas razón. Este es el obstáculo entre tú y tu salvación, el obstáculo entre tú y Dios.
Un buen Cristiano debe negarse a ofenderse para no ofender a Dios. ¿Por qué? No hay otro lugar donde habite la ofensa sino en el corazón. ¿Acaso no es allí donde vive Dios, donde vive el Espíritu Santo?
Debes comprender que sentirse ofendido es como estar atrapado en una trampa.Verdaderamente, la ofensa es la herramienta que utiliza satanás para cegarnos ante la realidad.
¿Por qué ahora esto es aceptable como forma de vida? Se debe a la falta de amor verdadero y genuino. El amor verdadero olvida lo malo para que haya esperanza en el futuro.
Debes rechazar ofenderte para no ofender a Dios. No puedes albergar ofensa y hablar con Dios o escuchar a Dios; no es posible.
Cuando guardas una ofensa, tu espíritu no es libre. Tu espíritu necesita ser libre para contactar con Dios, para ser sensible al Espíritu de Dios. Cuando guardas una ofensa, tu espíritu está esclavizado.
Cuando guardas rencor a alguien, ya has contristando al Espíritu Santo. Recuerda, nuestro corazón es el punto de contacto con el Espíritu Santo.
Para salir de tu pozo seco, debes dejar ir la ofensa. ¿Por qué? Es con tu corazón que recibes de Dios. Cuando guardas rencor contra alguien, no puedes recibir de Dios.
Dios ha juzgado a aquellos que te han ofendido, entonces, ¿por qué quieres juzgarlos tú también? Es cierto que Jesús dijo que no es posible vivir en este mundo sin ser ofendido, pero para no ofender a Dios, debes negarte a ser ofendido.
Oración: «Oh Espíritu Santo, ayúdame a pasar por alto el mal que me han hecho los demás. Remueve toda barrera entre mi corazón y el Espíritu Santo y enséñame a enfocarme solamente en Ti, en el nombre de Jesucristo. ¡Amén!».