EL ÉXITO COMIENZA CON AUDACIA

Génesis 39:9 dice, «No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?».

Vivimos en un mundo complejo y contradictorio; cada día somos desafiados por cuestiones que agreden nuestra conciencia. Las enfrentamos no por elección, sino porque los desafíos prueban nuestra fe en Dios. Dado que la mayor decisión en la vida se encuentra en lo que hacemos, si las decisiones que tomamos cada día no están arraigadas en la Palabra de Dios, no resistirán la prueba del tiempo.

La singularidad de tu desafío es la singularidad de tu grandeza. Pregúntale a José, y te diría que se necesita audacia para decir no al pecado y sí a la justicia. Pregúntale al buen samaritano en el Libro de Lucas 10, y él te diría que se necesita audacia para mostrar amor y evitar el odio. Si vas a servir al Señor en verdad y en fe, prepárate para tiempos en los que serás probado. Recuerda que las personas exitosas no llegan simplemente a la cima; se requiere acción enfocada, disciplina personal y mucha energía para hacer que las cosas sucedan todos los días. No importan los obstáculos que encuentres, hay un celo por seguir adelante.

¿Estás experimentando fracaso? Independientemente de cómo lo hayas intentado y fracasado, estás vivo para intentarlo de nuevo porque Jesucristo nos motiva a intentarlo una y otra vez. Aprende a usar el nombre de Jesucristo en el poder del Espíritu Santo, de acuerdo con las Escrituras, y descubre el mismo secreto que sacudió al mundo entero a través de los Apóstoles.

Oración: «Oh, Espíritu Santo, amado de mi alma, ilumíname, guíame y dime qué debo hacer. Ayúdame a resistir el temor en todo momento, ¡en el nombre de Jesucristo! ¡Amén!».