SÉ AMIGO DE JESÚS

Juan 15:14 dice: «Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando».

Aunque muchas personas se esfuerzan por servir a Jesús a través de obras de adoración y ministeriales, la verdadera amistad con Él implica más que un diligente servicio. Trabajar para Jesús es significativo, pero la amistad se distingue por una intimidad más profunda, al abrazar Su visión y Su perspectiva. Como declara Juan 15:14, «Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando». La amistad con Jesús va más allá de las acciones externas y se enfoca en una relación personal que moldea la atmósfera espiritual de nuestras vidas.

Hacerte llamar Cristiano, asistir a la iglesia o escuchar sermones simplemente no te convierte en amigo de Jesús. La verdadera amistad se demuestra escuchando Su Palabra y viviendo en obediencia a Sus enseñanzas. Como afirma Jesús en Juan 15:14, la obediencia es la señal de la verdadera amistad. Cuando Le obedecemos, llegamos a conocer Sus pensamientos; tanto respecto a nosotros mismos como sobre los demás. A través de la obediencia, alineamos nuestros corazones con el Suyo, obteniendo entendimiento de Su voluntad y recibiendo Su Espíritu. La Palabra de Dios está disponible para todos, pero Su Espíritu está reservado para aquellos cuyas vidas reflejan obediencia.

La Biblia ofrece poderosos ejemplos de amistad con Dios. Abraham destaca como modelo de obediencia: «Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios» (Santiago 2:23). Para ser más como Cristo, debemos renovar nuestras mentes con la Palabra de Dios y someternos a Su autoridad. La amistad con Jesús no significa que no enfrentaremos desafíos u oposición; de hecho, cualquier cosa cercana a Jesús puede encontrar adversidad. Sin embargo, Él promete ayudarnos a vencer y permanecer firmes.

Una vida de obediencia y amistad con Jesús se sostiene por la oración y la confianza en Sus promesas. Ser Su amigo no nos exime de la persecución, pero nos asegura Su presencia y Su gracia. A medida que continuamos cumpliendo Sus mandamientos y hacemos de Jesús nuestro Señor y Salvador, Él nos bendice, nos sana y nos libera. En última instancia, la amistad con Jesús nos asegura la compañía eterna con Él.

Siéntete alentado a buscar no sólo servir a Jesús, sino también a buscar una verdadera amistad con Él, una amistad basada en la obediencia, la fe y la oración. Permite que Sus palabras y Su ejemplo te guíen, y descansa en la seguridad de que Él nunca te dejará ni te desamparará.

Oración: «Señor Jesús, dame la gracia de guardar Tus mandamientos y obrar Tu voluntad. ¡Amén!».