LA ACTITUD DE GRATITUD

Filipenses 2:14-15 dice, «Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo».
Un corazón agradecido es clave para confiar en Dios y seguir Su voluntad. La vida inevitablemente trae tiempos de desafíos, y durante esos tiempos, es natural sentir frustración y desánimo, y el quejarse parece ser una respuesta automática. Esto suele ocurrir cuando nos enfocamos únicamente en nosotros mismos en lugar de poner a Jesús en el centro de nuestra vida. Recuerda, no se trata sólo de nosotros; se trata de Jesús.
Las dificultades no carecen de sentido. Si no fuera por la adversidad, nuestro corazon por naturaleza rebelde tal vez nunca buscaría a Dios. Cuando las circunstancias son favorables, es fácil olvidarse de Dios y preocuparse por la comodidad y el placer. Dios nos permite soportar tiempos difíciles para prepararnos y fortalecernos para las bendiciones futuras. Para los Cristianos, esas pruebas no tienen como objetivo destruirnos, sino fortalecernos y acercarnos más a Cristo, el Dador de vida. Si no reconocemos el valor de las dificultades, corremos el riesgo de caer en la trampa de la queja.
Como creyentes, aunque Dios determina lo que experimentamos, la forma en que respondemos a ello depende de nuestra elección. Los tiempos difíciles son oportunidades para aprender los caminos de Dios. Él nos advierte que no dejemos que la queja se arraigue en nuestro corazón, ya que el quejarse puede ser espiritualmente destructivo. En cambio, se nos alienta a enfocarnos en Dios. Daniel, por ejemplo, mantuvo su atención en Dios durante la adversidad, eligiendo no defenderse a sí mismo, sino confiar plenamente en Dios.
No importa las circunstancias que enfrentes, si tu visión y tu propósito en Cristo permanecen claros, las dificultades no deberían desalentarte; de hecho, deberían motivarte a permanecer firme. En cada situación, Dios tiene algo que decir, incluso cuando parece estar en callado. Como Cristianos, debemos enforcarnos en la Palabra de Dios respecto a nuestras circunstancias, y no sólo en lo que nos dicta nuestro entorno natural.
Sea cual sea tu desafío actual, deja de quejarte y enfócate en Dios. Siempre existe la seguridad de Su gracia y la promesa de que Él nunca nos dejará sin una solución. Te instamos a que mantengas la fe y la esperanza de que continuaremos encontrándonos en fe. ¡Emmanuel!
Oración: «Señor Jesús, hoy dejo todos mis desafíos ante Tu Trono de misericordia. ¡Que tan sólo Tu nombre sea glorificado, en el nombre de Jesucristo! ¡Amén!».

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